La ciudad de Barcelona (España) publicó su Plan de Infraestructura Verde y Biodiversidad en 2013, con el objetivo de mejorar su red de espacios verdes urbanos y aumentar la resiliencia ante futuros retos como el cambio climático. El plan abarca el período comprendido entre 2013 y 2020 y se propone preservar y mejorar el patrimonio natural de la ciudad y evitar la desaparición de especies y hábitats, al tiempo que se incrementa significativamente la infraestructura verde y se garantiza su conectividad. Otro objetivo es conseguir que la naturaleza de la ciudad no se limite a lugares aislados, sino que se una para forjar una red de espacios verdes ("infraestructura verde") que cumpla funciones ambientales y sociales. El plan incluye un diagnóstico exhaustivo de la infraestructura verde y la biodiversidad, que sirve de base para sus acciones estratégicas. A lo largo de los años, el plan se ha complementado con otros instrumentos dedicados a la planificación urbana sostenible, como el Plan Director del Árbol de Barcelona 2017-37, para transformar los objetivos generales de la estrategia en acciones concretas, y la puesta en marcha de un Programa de Estímulo de la Infraestructura Verde Urbana de la Ciudad en 2017, que desplaza la asignación presupuestaria hacia la inversión de capital. En 2020, el Ayuntamiento de Barcelona publicó el Plan de la Naturaleza hasta 2030, que puede considerarse el sucesor de este Plan de Infraestructura Verde y Biodiversidad.