En 2010, la ciudad de Copenhague (Dinamarca) introdujo una política que obliga a que los nuevos edificios municipales tengan tejados verdes si la inclinación de la cubierta es inferior a 30 grados. Esta política se aplica a todo tipo de edificios, desde aparcamientos para bicicletas, escuelas y edificios de uso mixto hasta garajes subterráneos. El objetivo de la política es mejorar la resistencia al clima, la biodiversidad urbana y el bienestar de los ciudadanos de Copenhague, aprovechando los beneficios que pueden aportar los tejados verdes, como la retención del agua de lluvia y la absorción del calor.