El Plan de Gestión de Ráfagas de Nubes es una estrategia de toda la ciudad para hacer frente a los eventos de lluvia extrema. La estrategia fue adoptada por la ciudad de Copenhague (Dinamarca) en 2012 para complementar el Plan de Adaptación al Clima de Copenhague adoptado un año antes. El objetivo del plan de gestión de los chaparrones es reducir el impacto de las inundaciones provocadas por las lluvias torrenciales, cuya frecuencia se prevé que aumente como consecuencia del cambio climático. Para aplicar el plan, la ciudad se propone realizar 300 proyectos a lo largo de 20 años. Cada año, la ciudad decide qué proyectos se llevarán a cabo mediante un proceso de priorización que garantiza que los nuevos proyectos se realicen en zonas de alto riesgo, zonas en las que las medidas son fáciles de aplicar o zonas en las que las nuevas inversiones pueden conectarse con proyectos de desarrollo urbano en curso. El plan es ejecutado y financiado conjuntamente por la ciudad de Copenhague, la Compañía de Servicios Públicos del Gran Copenhague y agentes privados como los propietarios de terrenos.