Las Autoridades Regionales del Agua (RWA) de los Países Bajos introdujeron en 2009 un sistema de tres impuestos diferentes para hacer frente a los complejos retos de gestión del agua a los que se enfrenta cada vez más el país, como las inundaciones y la subida del nivel del mar. Los impuestos sustituyen a un sistema anterior y tienen como objetivo financiar las inversiones en la gestión del agua de manera integral, incluyendo soluciones basadas en la naturaleza. Las medidas financiadas incluyen, por ejemplo, la construcción y el mantenimiento de diques, terraplenes, zanjas y estanques, así como medidas para garantizar que el nivel y la calidad del agua se mantengan en buen estado. El primer impuesto - el impuesto sobre los sistemas de agua - cubre los costes de las medidas de protección contra las inundaciones y el suministro de agua superficial suficiente y limpia. El impuesto sobre el tratamiento de las aguas residuales se refiere al coste del tratamiento de las aguas residuales. Por último, el impuesto sobre la contaminación debe ser pagado por las empresas y los hogares por los vertidos directos a las aguas superficiales en función de la cantidad de contaminación. En 2017, los ingresos totales estimados de los tres gravámenes ascendieron a unos 2.700 millones de euros. La introducción de los impuestos no solo ha supuesto una importante base de inversión para las RWA, sino que también ha contribuido a frenar la contaminación.